FONDO EDITORIAL REVISTA OIGA

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FRANCISCO IGARTUA Y DORIS GIBSON / FUNDADORES DE CARETAS / ARCHIVO REVISTA OIGA

Como se sabe, una imagen dice más que mil palabras. Testigos irrefutables de toda una vida, estas fotografías son muestra de los viajes realizados por Paco, y de las amistades cultivadas por una persona de carácter excepcional. Por ella desfila una variada galería de lugares y personajes. Esta sección contiene además algunas caratulas emblemáticas de OIGA que ya forman parte de la historia del periodismo peruano y comprende la producción facsimilar de documentos que comprenden la tercera etapa de la revista 1965-1974.

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EZKIOGA 1era Etapa

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ARTOLA ARBIZA, Antonio Maria. Ezkioga. En el 80° aniversario de la Pastoral de Mons. Mateo Múgica Urrestarazu sobre Ezkioga (07/09/ 1933), Eskio, Fondo Editorial Revista Oiga (978-61-2465-76-03).

jueves, 22 de noviembre de 2012

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Editorial
“EL HABITO NO HACE AL MONJE”
por Francisco Igartua
Oiga 12 de marzo de 1965

COMO muchos otros, este viejo dicho del titular encierra casi toda la verdad. No toda. No llega, es evidente, al extremo de negar que la vestimenta obliga  a un comportamiento adecuado a ella. Afirma que las ideas que son lo ínfimo que llevamos dentro, nada tienen que hacer con nuestro aspecto exterior. No se refiere a las maneras, que sí tienen que ver con el hábito que vistamos. Y es con otro hábito que aparecerá OIGA desde este número. Con un traje menos espectacular, menos altisonante, pero mucho más difícil de llevar, porque en esto del hábito, en lo que se refiere a las maneras, el periodismo tiene obligaciones mayores que los individuos. Sería disonante, por ejemplo, que estas páginas que ahora entregamos a nuestros lectores en forma de revista, tuvieran el tono de un semanario de combate. Y no se crea que el periodismo de maneras sosegadas y sobrias es menos dificultoso que el inflamado, que el cargado de calor y pasión. Todo lo contrario. Morigerar ímpetus, ceñirse estrictamente a los hechos, evitar el comentario estridente, encierra dificultades mayores que lo que pueda imaginar el neófito en este apasionante y variado oficio que es el periodismo. Y más difícil aún es el tipo de publicación que intentamos en esta nueva etapa de OIGA. A la sobriedad que obliga el formato pequeño -donde el título llamativo cede ante la importancia de la información-, hay que añadir la infinidad de temas especializados que en una revista de este orden es preciso abarcar. Esto significa un plantel de redacción numeroso y de primerísima calidad. Cada asunto, por pequeño que sea el espacio que ocupe, es tratado aquí por un especialista en la materia. Un especialista que, además, sabe escribir con amenidad y concisión. En fin, este modo periodístico, que vais a apreciar en las páginas interiores, significa un esfuerzo titánico que hemos logrado gracias a la colaboración de un grupo de amigos de OIGA, dispuestos a entregarnos la única riqueza que poseen: capacidad e inteligencia. Los anima el deseo de defender una empresa a la que se sienten unidos por sus inquietudes cívicas, similares a las que nos hicieron fundar y sostener OIGA.

Hay pues, cambio de hábito, pero no de línea. Nuestra conducta y nuestra posición ideológicas continuarán siendo las mismas. Tanto que volvemos a suscribir íntegramente las palabras iníciales de OIGA, escritas en primera persona del singular hace dos años y medio. Así decíamos y ahora repetimos:

"Heme aquí envuelto en una nueva aventura periodística, Nueva en la forma, aunque idéntica en espíritu, dentro de la natural evolución humana a otros ensayos de prensa en los que desparramé mis vehemencias e inquietudes, La misma adhesión de ayer a la voluntad nacional de renovación, igual devoción por la libertad e idéntico rechazo a las viejas taras de nuestro republicanismo, me animan a emprender esta nueva aventura periodística. Se llamará OIGA. El mismo título de la primera publicación que yo fundara, allá por el año mil novecientos cuarenta y ocho; la que tuvo accidentado nacimiento, Ese primer OIGA apareció al día siguiente del cuartelazo capitaneado por Odría en Arequipa y auspiciado, desde Lima, por Pedro Beltrán. Fue un grito de protesta, ante la Ley atropellada por la fuerza del dinero, que me llevó a los calabozos de la Prefectura. Y es en homenaje romántico a esa mi primera aventura por la que he querido que es semanario se llame OIGA."

"Me acompañan ahora un grupo de amigos, unidos por igual preocupación generacional, a quienes desde nuestra ya algo distante mocedad se nos han tenido como a disconformes, Y lo somos. Esa es la voz cantante que queremos llevar. Pensamos distinto a la inmensa mayoría de los que "opinan" en este país y abominarnos del gregarismo, tanto de derecha corno de izquierda. Quien sabe por ello nuestra palabra sea disonante para unos y otros. Pero, creemos tener razón. Nuestra conciencia está en paz y aspiramos a que esta íntima tranquilidad no varíe con el tiempo."

Igual que ayer y que trasantesayer, esperamos seguir contando con el favor de nuestros lectores.

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